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martes, 15 de noviembre de 2011


UN COMENTARIO DE TEXTO SOBRE PLATÓN


El tipo de lectura filosófica requiere una gran concentración, una actitud indagadora especial y un estado de ánimo de gran expectación para captar cada una de las ideas y sus mutuas relaciones que aparecen en nuestra mente cuando hemos estudiado bien, inteligentemente la teoría. Aparte de esta imprescindible actitud intelectual, el alumno debe conocer reglas, pautas, procedimientos y técnicas para afrontar un texto filosófico. Todas ellas las exponemos aquí, resaltadas en negrita y por tanto, estas partes constituyen una suerte de método para la realización de cualquier comentario de texto en la materia de Historia de la Filosofía.

PRIMERA CUESTIÓN: LOS CONCEPTOS

Los conceptos filosóficos juegan en un texto el mismo papel que una pieza en una maquinaria o un signo en una ecuación: si no están no funciona la máquina o no se puede resolver la ecuación; del mismo modo, cuando falla la comprensión de un concepto el texto se torna incomprensible.

Por tanto, todo lector debe poseer el bagaje suficiente en el conocimiento de los significados de los conceptos que aparecen en el texto.

La definición que practicaremos se denomina esencial; esto quiere decir que debe ser expresada lo esencial del concepto que debe contener los elementos y rasgos que más caracterizan al concepto que se intenta definir.

Ejemplo. El Sumo Bien: También llamado Bien o Belleza por Platón es la Idea suprema que el alma encuentra al final de su investigación y es la causa de toda clase de cosas o entes, la causa del conocimiento inteligible en el alma, el objeto de la Dialéctica y aquello que debemos conocer para llevar una vida recta tanto en lo privado como público.

Se deben evitar definiciones excesivamente largas, pues estamos ante tiempo limitado. La extensión razonable está entre dos y cuatro líneas, pero no se sancionará una mayor extensión de la definición.

Se debe evitar expresar la definición mediante un simple sinónimo.

Ejemplo. El sumo Bien: Es el Sol, el Bien, la Belleza.

Se debe evitar que en la definición entre el concepto definido.

Ejemplo. El Sumo Bien: Es el Bien en la teoría de las Ideas de Platón.

SEGUNDA CUESTIÓN: EL ESQUEMA

Algunas consideraciones preliminares:

Las ideas en un texto filosófico son proposiciones que raramente están exentas de elementos retóricos propios del estilo literario del autor

Una segunda complicación está relacionada con las formas literarias dominantes de la época. Debemos partir de la idea de que la personalidad del autor, las modas literarias y las traducciones a partir de los idiomas originales se dejan sentir en cualquier texto, por lo que no debe extrañarnos su “rareza”

Los giros gramaticales, las reiteraciones, las digresiones también vienen a entorpecer una fácil comprensión de los textos. No siempre el texto filosófico está limpio de estos elementos que pueden confundirnos

Todo ello debe ser valorado serenamente para no caer fácilmente en la impotencia o el desánimo en la lectura de textos filosóficos.

En general, los signos de puntuación vienen a señalar fragmentos o proposiciones del autor: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto y coma constituyen indicios por donde partir los textos para entrar en el análisis

Análisis de un fragmento

Consideremos un texto del libro VII de la “República” de Platón

Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del Sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que, dentro de lo inteligible se ve al final y con dificultad es la Idea del Bien.

Analizar consiste en dividir el texto para facilitar la comprensión de las partes de éste cuando reviste dificultad para el lector; por tanto dividimos el texto en una primera proposición que es en una unidad significativa; es decir, una idea.

“Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del Sol; “

En un segundo momento, tras la comprensión del texto, el alumno debe crear una expresión propia que manifieste de manera breve y sintética, con la máxima fidelidad al texto, la idea que aparece en ese fragmento.

Por ejemplo: El alumno podría escribir que “Sócrates equipara, el fuego que arde detrás del muro y el fondo de la caverna con nuestro Sol y nuestro mundo sensible”.

Y seguimos con el siguiente fragmento que dice.

“compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible”

De nuevo se impone una lectura comprensiva desde la que emerja el sentido del texto, su significado en la filosofía del autor.

Se puede expresar esta idea diciendo, por ejemplo: “Se compara la subida hacia el exterior de la caverna y la contemplación de la realidad exterior con el esfuerzo del conocimiento por alcanzar la Sabiduría y el mundo de las Ideas”

Y el siguiente fragmento que dice….”En todo caso, lo que a mí me parece es que lo que, dentro de lo inteligible se ve al final y con dificultad es la Idea del Bien”

El alumno puede expresar esta idea escribiendo, por ejemplo: Sócrates piensa que tras el duro entrenamiento en las ciencias propedéuticas y en la Dialéctica al final encontraremos la Idea de Bien

Por tanto, el análisis mostrará al final las ideas halladas, pero expresadas por el alumno de manera personalizada.

LAS IDEAS PRINCIPALES HAN RESULTADO SER

“Sócrates equipara el fuego que arde detrás del muro y el fondo de la caverna con nuestro Sol y nuestro mundo sensible”.

“Se compara de la subida hacia el exterior de la caverna y la contemplación de la realidad exterior con el esfuerzo del conocimiento por alcanzar la Sabiduría y el mundo de las ideas”

“Sócrates piensa que tras el duro entrenamiento en las ciencias propedéuticas y en la Dialéctica al final se encontraremos la Idea de Bien”

LA TESIS

¿Qué quiere afirmar el autor en este fragmento? Esa es la pregunta clave que tenemos que formularnos para entresacar la tesis o pensamiento que refleja la intención ideológica del autor.

Se impone un proceso intelectual de reflexión que consiste en relacionar las ideas principales para encontrar un sentido implícito que refleja lo que, en el fondo, nos quiere transmitir el autor.

A veces, como en este caso, la tesis, es expresada por el autor de manera clara como vemos en la tercera idea que es la que expresa aquello que nos quiere decir Platón a través del personaje de Sócrates.

Concluyendo: La tesis puede ser expresada así por el alumno:

“La búsqueda de la sabiduría y de la Idea de Bien mediante la ciencia o episteme equivale a abandonar el confuso mundo subterráneo al que nos mantiene atados a la opinión o Doxa

TERCERA CUESTIÓN: COMENTARIO DE CADA IDEA PRINCIPAL

El momento de máxima dificultad viene con el comentario propiamente dicho, pues todo lo que hemos hecho con anterioridad es preparatorio.

Ahora, partiremos de una contextualización previa para situar el fragmento dentro del libro de la República e iremos comentando idea por idea para terminar con una valoración del papel de la tesis en el contexto de la filosofía del autor.

El primer paso : la contextualización.

Contextualizar es poner el texto en un marco de referencia, expresando de qué época es el texto, quien es el autor, de qué obra procede, de qué época de su vida es la obra, cuales son los contenidos generales del libro y en concreto que tema está tratando y que cuestiones o asuntos viene planteando el autor.

El texto pertenece al apartado III del libro VII de la República, obra de madurez de del filósofo griego Platón (428.347 a. C.) donde condensa y divulga la mayor parte de las teorías filosóficas que había venido investigando en la Academia.

El texto trata de sacar las primeras conclusiones del mito de la caverna, alegoría que nos describe la situación de unos hombres, atados de pies y manos y sentados contra un muro desde su niñez en el fondo de una caverna y que solo pueden ver las sombras que produce un fuego que se encuentra tras ese muro, constituyendo este reducido espacio y estas sombras su mundo, su realidad. Cuando uno de ellos logra liberarse de sus cadenas y bordear el muro, advierte detrás de éste una nueva realidad formada por un fuego que arde en el centro de la caverna y unos figurantes que llevan sobre sus espaldas todo tipo de objetos y que van hablando entre sí, a lo largo de un pequeño camino situado a cierta altura que permite ver medio cuerpo proyectado sobre el fondo de la caverna; de modo que el prisionero puede entender ahora, la confusa y errónea comprensión de la realidad en la que se encuentran sus compañeros. Animado a escapar de allí, sube con dificultad por la escarpada cueva y puede encontrar la salida. Dado que no puede abrir los ojos debido a la luz del día, se va fijando primero en las sombras, después en las imágenes reflejadas en el agua, y después, con gran dificultad contempla el Sol que ilumina y da forma a la Naturaleza alcanzando una comprensión cabal de la situación espantosa en la que se encontraba cuando habitaba, como sus compañeros, en el fondo de la caverna.

En segundo paso:

  • Primero tomaremos las ideas principales y trataremos de relacionar cada una de ellas con aquellas las teorías que explicarían -según Platón- el sentido de estas afirmaciones.
  • El plan pues, consiste en crear un guión ordenado, claro y lo más completo posible de la exposición que se atenga a los temas y no caiga en reiteraciones.

La primera idea afirma: “Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del Sol”

El autor quiere hacernos ver que vivimos en un mundo de opiniones porque nos atenemos a la información de la percepción sensible, la cual genera en nosotros un conocimiento imperfecto y relativo: la opinión o Doxa. Utiliza la metáfora de los prisioneros porque también nosotros somos prisioneros encerrados en el fondo de una caverna, atados a la percepción sensible e ignorantes de la realidad que existe fuera de la caverna.

No obstante parece que, aun dentro de la caverna podemos encontrar dos niveles de conocimiento: la eikasía y la pistis: la primera, donde se encuentran los prisioneros atados de pies y manos y solamente contemplan las sombras reflejadas sobre el fondo de la caverna equivalen al conocimiento que adquirimos de manera indirecta, bien a través de las opiniones de otros o bien por nuestra propia experiencia irreflexiva a cerca de las cosas. En la formación de las opiniones intervienen la tradición, las costumbres, los prejuicios, el sentido común, las opiniones de los demás, la moda, etc. que nos llevan a formarnos un tipo de opinión superficial y falsa de la realidad.

Si uno de los prisioneros tiene la osadía de liberarse y pasar detrás del muro, contemplará asombrado que la realidad en la que había creído se desmorona inmediatamente al contemplar que los entes o cosas que él creía que eran la auténtica realidad no eran más que sombras producidas por otra realidad; lo que ahora contempla es un fuego que arde en el centro de la caverna y la ilumina; pero también descubre que las sombras que contemplaba con anterioridad no eran más que imágenes que se recortaban sobre el fondo de la caverna producidas por personas que pasaban a lo largo del muro, por un caminito, llevando a cuestas objetos como estatuas y que producían personajes totalmente distorsionados y lejanos a toda verdad de las cosas.

El prisionero se ha liberado de la eikasía y se encuentra ahora ante una realidad o mundo que el considera ahora como verdadero: la realidad es ahora el fuego que es la causa de la realidad de las sombras. Este nivel de conocimiento lleva el nombre de pistis y consiste en un tipo de saber que sin abandonar el punto de vista de la percepción sensible, trata de explicar los fenómenos naturales en base a las causas que existen en la naturaleza: se trata ya de un conocimiento que utiliza la razón, pero solamente para fundamentar las cosas o entes del mundo de la Physis o Naturaleza. Así, Hypócrates es un gran médico que estudia la naturaleza de las enfermedades, desarrolla principios en la medicina y elabora hipótesis y teorías sobre los males que aquejan a las personas y sus remedios, pero este saber, la medicina hipocrática, nunca podrá formar parte de conocimientos de las Ideas porque sus ideas parten del mundo cambiante de la physis y para Platón no es posible ciencia alguna de este tipo de realidad. Dicho de otro modo, Platón tiene escasa fe en la posibilidad de crear ciencia a partir de la experiencia sensible, mediante la experimentación y la inducción. Su discípulo Aristóteles, hijo de médico, iba a ser de una opinión totalmente contraria con respecto a la realidad sensible y a la posibilidad de elaborar ciencia a partir de la experiencia.

No se trata tampoco de que creamos que Platón negara la realidad sensible con la vehemencia que lo hizo Parménides cuando afirmó que el “Ser es y el No-ser no es”. Como sabemos, Platón se inclinó por una interpretación del Ser de clara inspiración parmenidea; en cambio, su concepción del No-ser está inspirada claramente en Heráclito, quien afirmaba la realidad absoluta del devenir o cambio que inmortalizó en la vieja sentencia: ”Todo cambia, nada permanece”. Platón aceptó, contra su sensibilidad seguramente, que el mundo sensible no era exactamente la Nada, sino algo, que se encuentra entre el Ser y el No-ser; esto es una mezcla de materia y forma que imita o participa de alguna manera del Ser absoluto del mundo de las Ideas.

Decimos pues que Platón era dualista porque acepta la existencia de dos sustancias, la materia y las Ideas. En el diálogo denominado Timeo explica mediante un mito que el mundo o cosmos fue creado por un dios artesano o Demiurgo que forjó el mundo tomando por un lado la materia informe y caótica que se flotaba en la Nada y le dio forma como hace el artesano que crea figuras, tomando por modelo el Mundo de las Ideas al que él, en cuando dios, tenía acceso y podía contemplar. Así, la realidad de la Naturaleza es mezcla de algo divino, las Ideas o Formas y la materia que el Demiurgo modeló. Con esta ilustración mitológica Platón nos acerca a una idea creacionista del Universo que habría de tener una gran influencia en el cristianismo.

La segunda idea afirma: “Compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible”

Ahora la comparación se dirige hacia el camino de ascenso por la caverna y la contemplación del Sol. Podemos ver que esta segunda comparación tiene más calado porque por un lado se advierte que la dificultad de la salida por la escarpada ladera de la cueva hace alusión a la extremada dificultad y sacrificio que requiere el hombre para escapar de la esclavitud de la percepción sensible y de la opinión. Ésta ascensión ha de realizarse mediante el estudio de las ciencias propedéuticas: la aritmética, la geometría, la estereonomía, la astronomía y la música, disciplinas que Platón aprendió de los pitagóricos en sus cuatro viajes a la Magna Grecia y su convivencia en las cortes de Arquitas y Dionisos I y su sobrino Dión, pitagóricos todos ellos.

Las ciencias propedéuticas tratan sobre formas ideales, y estas son, como mucho más tarde, en el Renacimiento recordase otro insigne neopitagórico, Galileo Galilei, que los objetos o entes objeto de estudio de la ciencia son triángulos, círculos, sólidos regulares, cuya realidad y naturaleza no pertenecen al mundo material, sino que son preexistentes, únicas, simples, eternas, transcendentes e inmateriales que solamente pueden ser objeto de la inteligencia y que escapan a la percepción sensible.

Los guerreros más destacados, aquellos que hubiesen manifestado una especial agudeza e inteligencia en el cálculo, en la estrategia, en el valor ante los peligros del combate, en la entrega sin límites por el resto de los compatriotas que luchan en una falange, habrían demostrado las virtud básicas para ascender en la sociedad de la República y seleccionados para dedicar 10 años de estudio a estas ciencias formales, para alcanzar la máxima competencia en ellas, purificar sus almas y prepararlas para el estudio de la Dialéctica, la suprema ciencia que tiene como objeto último la idea de Bien o Belleza.

Es manifiesto, pues, que este abandono de la importancia de los valores mundanos sobre el poder, el dinero, el prestigio, el honor, la fama, etc. son sustituidos por los de Bien, Justicia, Fortaleza y Templanza, virtudes estas que el catolicismo asimiló para la religión cristiana, denominándolas virtudes cardinales, sin duda, por considerar que el camino hacia Dios ya había sido emprendido mucho antes que por el propio Jesucristo por el divino Platón. Este es el sentido de las palabras del insigne filósofo san Agustín de Hipona (siglo V d. C.) cuando afirmaba que “Platón era cristiano….sin él mismo saberlo”

Hay que colegir, por tanto que el prisionero ha tomado una nueva decisión, subir por la escarpada ladera, como resultado de una decisión racional, voluntaria, premeditada y libre: aunque en la cultura griega no aparece el concepto de libertad, como tal, implícitamente está total y plenamente presente. El prisionero quiere liberarse de las limitaciones del la percepción sensible que le sumergen en la opinión y decide un estilo de vida ascético, un estilo pitagórico vida y un modelo espartano de sufrimiento; pues no en balde, Platón admiró la forma de vida y las leyes de los lacedemonios en general y de los espartanos en particular.

La tercera idea afirma: “Sócrates piensa que tras el duro entrenamiento en las ciencias propedéuticas y en la Dialéctica al final se encuentra la idea de Bien”

Cuando un discípulo le preguntó a Pitágoras:

-Maestro, ¿Puedes decirnos qué es lo mejor de todo para el hombre?

El maestro contestó sin dudar un solo instante:

-El sacrificio. Eso es lo mejor para el hombre porque es lo mejor para su alma.

Es evidente que el prisionero también prefirió abandonar el mundo de la ignorancia, del relativismo y de la opinión por el mundo de la Sabiduría, de la Ciencia y de la Verdad. Eligió como la elegiría todo ser humano que estuviese en su sano juicio. ¿Están los seres humanos en su sano juicio? Platón, que observó los acontecimientos históricos de su época y realizó un diagnóstico preciso de sus compatriotas atenienses, constató efectivamente que asistía a un episodio de decadencia producto del extravío tan frecuente en los seres humanos cuando estos alcanzan el bienestar material, caen en costumbres decadentes y abandonan la virtud.

Se acusa a Platón de ser un reaccionario por combatir las ideas progresistas de los sofistas especialmente e intentar volver a los valores tradicionales de la sociedad ateniense que se puso a prueba en las extraordinarias gestas de las Guerras Médicas. Nada más falso. Platón desarrolló una filosofía que puso de manifiesto la existencia de certidumbres que podían ser conocidas por el alma racional y entre estas realidades se encontraba al final, como principio y fundamento de todas ellas la idea de Bien. Ello permitía al ser humano encontrar los fundamentos en su propia alma racional para dar sentido pleno a su vida personal y para conducirse en todo tipo de asuntos a la luz de las ideas de Bien, Justicia, Fortaleza y templanza, actuando, como nos relata en el diálogo llamado Fedro, diestro como un auriga -cuya virtud es la Prudencia- que debe guiar los impulsos irracionales que nos impiden alcanzar la divina idea de Bien. Es preciso llevar las riendas de nuestro destino, sujetando con firmeza a los alados corceles para que el blanco, que significa la nobleza, y cuya virtud es la Fortaleza nos ayude a compensar los desvaríos del caballo negro que representa el alma concupiscible que con frecuencia desatiende su virtud, la Templaza, debido a la pérdida de la moderación, del equilibrio.

Para Platón, los hombres y mujeres más virtuosos tenemos que buscarlos en el estamento de los guardianes o soldados que hubiesen superado sus estudios en las ciencias propedéuticas, ya que estos estarán más capacitados para el estudio de la Dialéctica, verdadera ciencia del Ser; pero este estudio es un estudio de reflexión, que relaciona intensamente las realidades y llega a comprenderlas mediante un proceso dialéctico ascendente hacia la idea de Bien. Cuando el alma alcanza este nivel de conocimiento el nous, la inteligencia pura, se encuentra de manera inmediata con la Verdad, sin el intermedio de la hipótesis, como ocurre con las ciencias propedéuticas. Es entonces cuando ante la intuición del verdadero Ser, dice Platón, se enciende en el alma humana una luz cegadora que ilumina toda la verdad y que semejante experiencia perdura ya para siempre en quien la experimenta. Después, cuando los guardianes ya han alcanzado la Sabiduría y pasan a formar parte de la clase de los gobernantes sabios, -pero digámoslo así, en periodo de prácticas- deben aplicar su conocimiento al mundo de lo sensible, deben regresar, en el sentido metafórico, a la caverna, para ver en ella de una manera nueva la realidad en que habitan los ciudadanos de la polis. Esto quiere decir que la Dialéctica es una ciencia fundamentalmente deductiva y tremendamente útil que permitirá trasformar la ciudad, mediante la educación, a la luz de las ideas de Justicia, Bien, Belleza.

La tentación que Platón advierte en todo aquel que ha encontrado en el interior de su alma la verdad es que siga este camino, olvidándose de sus compañeros de la caverna. Éste impulso, también llamado Eros, es una pulsión noble que emana del alma irascible, tal y como nos cuenta Platón en su diálogo de madurez titulado El Banquete, donde explica como el alma que ha reconocido las formas divinas en los objetos bellos, armónicos y en los hechos justos y nobles, transciende el mundo de lo sensible y su alma se ve impulsada a ir tras ellas, abandonando toda preocupación por el mundo sensible y por tanto por el destino de la sociedad. Pero ello no es políticamente posible y debe ser corregido obligando a los sabios en prácticas a que devuelvan a la polis lo que la polis ha hecho por ellos, pues los ciudadanos que pertenecen a la clase del estamento de los productores (artesanos, constructores, banqueros, campesinos, etc.) han ido aportando los recursos materiales para que esta forma de educación y de Estado sea posible; pues ellos son los que proporcionan los recursos para que los guerreros puedan vivir en sus campamentos en régimen de comunidad de hombres y mujeres, teniendo como única propiedad sus armas; y los sabios puedan regir el gobierno y administración de la vida política desde sus cargos que son sufragados por las aportaciones de los productores. Es decir, que en la República platónica, las tareas decisivas del Estado, deben ser ejercidas por los mejor preparados, los más virtuosos; esto es, por una aristocracia de la inteligencia que ejercitarán las funciones claves de la polis como administradores, estrategos o generales, jueces, educadores, etc. ¿O debemos permitir, como en la democracia, que estas tareas decisivas. que exigen una gran competencia, las desempeñen personas que han sido elevadas a este cargo por sorteo y que no tienen la menor preparación para ello?

Tesis, conclusión del comentario y valoración del texto:

Una vez interpretadas las distintas ideas principales, toca ahora concluir el comentario con una síntesis comprensiva de todo ello y una valoración de la importancia de estas ideas en la obra Platón, evitando reiteraciones.

Este texto aborda, mediante el mito de la caverna, una síntesis de las grandes ideas de Platón que aparecen explícitamente unas, como la idea de esfuerzo en el conocimiento, la idea ascética de la vida, la existencia de un conocimiento supremo, el de las Ideas y la existencia de un principio absoluto y trascendente que es la Idea de Bien; pero otros temas, también están contenidos, en la medida que Platón ya ha dado respuesta a ellos, como son la diferencia entre los distintos tipos de entes que pueblan el universo, los distintos niveles de conocimiento, la doble naturaleza del hombre, la diferencia entre las distintas almas y por supuesto el ideal de una sociedad que debe basarse en la Justicia.

Esta densidad de temas platónicos nos permite elegir aquel que consideremos más adecuado y que no reitere los temas tratados en el comentario de texto.

Por encima de todo, el mensaje de Platón tiene algo de profético y salvífico, en el sentido de la religión. Diversos autores han insistido en el tono religioso que recorre toda la obra del autor; parece como si siempre estuviese apuntando a la idea de Dios que él certeramente denomina el Sumo Bien, afirmando que todo cuanto existe, tanto las cosas del mundo sensible como las del mundo inteligible son obra de una entidad creadora, primera causa de todo. Este tema solo puede ser abordado por la dialéctica, ciencia suprema del conocimiento, puesto que el objeto, es una entidad, no ya inteligible, sino inmediata al conocimiento, que se impone de manera intuitiva, sin mediación de ninguna hipótesis, como la Verdad Absoluta ya que en su presencia solo podemos afirmar su existencia.

La existencia del Sumo bien abre la puerta a la esperanza de transcendencia del alma tras la muerte; quizás Platón no está en disposición de afirmar cual es la naturaleza de esa realidad porque la experiencia filosófica es, de alguna manera, inefable, inexpresable con nuestras palabras. Quizá también, este es el mensaje profundo que trasmite el mito de la caverna: ante lo inefable solo cabe la experiencia filosófica. El mito no es más que un pueril recurso, como lo son todos los diálogos, para acercarnos a la certidumbre de la existencia de una realidad superior que podemos vislumbrar y que salvará nuestra vida, no solamente del ciclo de las reencarnaciones sino de una existencia absurda y vulgar, perdidos en la adoración a los becerros de oro de la sociedad opulenta y burguesa que llevó a los jóvenes atenienses hacia la decadencia primero y después hacia la guerra, posiblemente porque creyeron que el bien era la ambición por el poder, la riqueza y la fama, valores estos que emanan de la experiencia sensible, y no miraron, como proponia nuestro filósofo a la verdadera realidad

CUARTA CUESTIÓN: CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL DEL TEXTO

Esta parte del comentario pretende contextualizar tanto la obra como el propio texto dentro de aspectos de carácter histórico, político, cultural y biográfico. Dado que son muchos los datos que pueden entrar en estos apartados, se impone una selección de lo más relevante respecto a los contenidos que indica el propio texto. Sugerimos un pequeño recorrido por estos apartados, seleccionando aquellos que creamos más significativos.

Desde el punto de vista histórico, el libro de la República responde a una serie de problemas políticos, sociales y morales que marcaron la evolución del Imperio Ateniense; cuando Platón escribe este libro y estos pasajes, están presenten en su mente, por una parte la penteconcía, periodo de gran esplendor económico, político, militar y cultural que hizo de Atenas la ciudad más potente de todo el Mediterráneo, despertando inevitablemente envidias y suspicacias entre las ciudades cercanas y rivales como Corinto, Tebas o Esparta. Este periodo de 50 años estuvo dominado por el gobierno democrático de Pericles (495-429) y durante este tiempo Atenas fue el centro de una producción cultural e intelectual sin precedentes históricos donde se crearon todos los fundamentos y disciplinas de la cultura occidental posterior. Cuando decimos que todos somos griegos, queremos decir, que la ciencia, la filosofía, la literatura, el teatro, la escultura, la arquitectura, la oratoria, la gramática, la historia, la medicina, la oratoria, etc. Si no nacieron en Atenas, si adquirieron en esta época un brillo y una creatividad extraordinarias de las que hoy somos deudores y herederos los habitantes europeos: a este fenómeno cultural se le denomina: el legado griego

Sin embargo, la hegemonía ateniense (del griego eghemón, el que lleva el mando) comenzó a ser vista con recelos por sus propios vecinos y diversos incidentes, aparentemente poco significativos, desataron la enemistad de Corinto que involucró a Esparta en una guerra entre griegos que a lo largo de una treintena de años 431- 404) desangró a todos ellos pero que terminó con la derrota de Atenas a manos de Esparta. Tucídides, el verdadero creador de la Historia como ciencia, describió de manera objetiva e imparcial, con todo lujo de detalles, la sucesión de los acontecimientos en su magna obra La guerra del Peloponeso. Esta derrota sometió a la ciudad a la pérdida de su hegemonía basada en la flota sobre la que se asentaba el Imperio, la destrucción de los Muros Largos que protegían a la ciudad de las invasiones, la abolición de las leyes democráticas y la instauración de una gobierno regentado por gran parte de las familias aristocráticas atenienses (Régimen de los treinta tiranos). Platón vive los últimos años de este fraticida enfrentamiento en su niñez y juventud, participando en algunos combates y teniendo que asistir con gran tristeza a los desmanes de los treinta tiranos (algunos de ellos, de su propia familia) que creyeron resolver su grave crisis persiguiendo a los partidarios del régimen democrático de manera implacable.

La restauración de la democracia, dos años después creó un clima insoportable debido al instinto de revancha que se cebó, inevitablemente, en aquellos que habían apoyado el régimen de la Tiranía. En este contexto, Platón pierde a su maestro Sócrates, acusado injustamente por los líderes demócratas Anito y Melito de los delitos de pervertir a los jóvenes y de impiedad con los dioses. Ante este panorama sus reflexiones van dirigidas obviamente a la causa de la decadencia ateniense, de los enfrentamientos políticos y sectarios y la necesidad de establecer un gobierno basado en la justicia, con funciones definidas para cada uno de los tres estamentos que formarían la nueva polis y gobernados por reyes-filósofos o sabios. Para Platón, el mal político es fruto de la ignorancia de los atenienses que cayeron fácilmente en manos de la demagogia sofística en gran medida producto de los excesos que produce la liberación del trabajo y el bienestar y la riqueza que se produjo durante la penteconcía. Cuando llegaron las inevitables crisis económicas, Atenas trató de resolverlas mediante las subidas de impuestos y sus aliados en la liga de Delos comenzaron a revelarse.

Desde el punto de vista cultural la Atenas de Platón no es ya la Atenas de Pericles, pero la obra cultural está ya asentada y los principios de cada disciplinas están ya plenamente desarrollados en las obras de Solón, Fidias, Herodoto, Tucídides, Hipócrates, Eudoxo, Esquilo, Aristófanes, Sófocles, Sócrates, etc. Cada uno de ellos contribuyó decisivamente a la manifestación del llamado genio griego; curiosamente no aparecen entre estos creadores, los llamados sofistas, cuya influencia social y en la formación de la juventud fue abrumadora debido al papel que jugaron en la educación de las élites atenienses en un sentido pragmático, relativista (y en buena medida escéptico y nihilista) encaminado a forjar oradores diestros en la utilización del lenguaje para la persuasión dialéctica. Dueños de las técnicas de la retórica, la dialéctica, la gramática y la erística, sus discursos se imponían con facilidad en una asamblea o boulé formada en su mayor parte por personas humildes, ignorantes de todo saber que habían sido elegidos en su demo por sorteo. Platón, que había sido educado con esmero por su familia aristocrática para el gobierno de la ciudad-estado de Atenas, nunca aceptó los dogmas democráticos de igualdad política porque entendía que en cada persona predomina una parte del alma sobre la otra y solo pueden dirigir la ciudad aquellos que poseen un alma racional intensamente preparada para el ejercicio de la Justicia.

Por esta razón, Platón atacó los planteamientos democráticos, personalizándolos en los sofistas, personas extranjeras, cultos, con gran preparación, que poseedores de algún tipo de saber, adquirieron un papel excesivo en la cultura ateniense, desplazando la mayor parte de las creencias tradicionales sobre los dioses, la moral, las costumbres y la patria y creando un modelo de areté que Sócrates y Platón desdeñaban por su superficialidad y por la utilización perversa del lenguaje. Además. Los sofistas cobraban por sus enseñanzas y eran generosamente retribuidos por las confiadas familias de la nueva aristocracia ascendente, la burguesía; pero la propia competencia entre ellos les llevó a la utilización del lenguaje más allá de su correspondencia con la verdad de las cosas. Así, Gorgias, importante sofista, afirmaba que: “Puedo convertir el argumento más débil en el más fuerte y el más fuerte en el más débil”; y lo peor fue que era cierto y la sofística, como arte de elaborar discursos sobre presupuestos falsos pero aparentemente verdaderos, azuzados por el brillo del oro, pervirtieron el significado de las palabras y abocaron a la ciudad a la confusión. En medio de las sombras de la caverna, atados a sus confusas ilusiones y creencias, los hombres no distinguen la verdadera realidad. Además los sofistas renegaron claramente de la ciencia y de la filosofía porque, al entender de Protágoras no existe una verdad absoluta porque “El hombre es la medida de todas las cosas”. Primero Sócrates y después Platón reaccionaron contra este relativismo por sus consecuencias nefastas sobre el alma de los atenienses. En el diálogo titulado Fedón, nuestro autor afirma rotundamente: “El lenguaje impreciso no solamente es un error; implanta el mal en el alma de los hombres”

QUINTA CUESTIÓN: LAS INFLUENCIAS DE LOS FILÓSOFOS EN PLATÓN

Los filósofos, como cualquier otra persona, viven bajo unas circunstancias históricas concretas que determinan en gran medida su pensamiento: es evidente que el desarrollo científico y filosófico griego determina la obra de Platón, quien va a tomar de sus contemporáneos y predecesores, elementos teóricos, métodos, temas y objetos de investigación que tendrá en cuenta para crear una potente síntesis, no ecléctica, sino una creación filosófica original y de gran profundidad. El alumno deberá tratar de “ver” en el texto la presencia de estas influencias en el filósofo, pero no de manera arbitraria sino en relación con las ideas principales.

En el fragmento que estamos comentando vemos aparecer el tema de la opinión, la realidad ontológica, el mundo de la percepción sensible, las ciencias, el camino del alma, la virtud; la aparición de estos temas en la historia del pensamiento y su influencia en el autor debemos tratarlos con cierto orden, ya sea cronológico o temático, pero con algún criterio.

Desde el punto de vista cronológico destacamos la influencia de los pitagóricos en las disciplinas científicas a las que se refiere el texto con el ascenso por la caverna y en la disciplina ascética para formar y liberar el alma de las reencarnaciones; el tema de la opinión aparece tratado por Parménides cuando habla de las dos Vías: la de la opinión y la de la Verdad; El mundo sensible y su realidad ha sido objeto de la reflexión de Heráclito y muy tenido en cuenta por Platón para quien era indudable su realidad equidistante entre el ser y el no-ser. La ignorancia y la búsqueda de la verdad moral mediante el diálogo es un tema permanente de Sócrates, maestro de Platón y en el fondo, la filosofía platónica es un alegato a favor de la ciencia y contra el relativismo y escepticismo gnoseológico de los sofistas.

Se atribuye a Pitágoras la adopción de la religión órfica por su ruptura revolucionaria con las religiones tradicionales griegas; estas, mantenían un apego insoportable a la tradición, una multitud de interpretaciones, una tendencia a la utilización de la imaginación para explicar las cosas y una ausencia del logos, de la razón para dar cuenta de los grandes temas que afectan al hombre y su destino.

El orfismo afirmaba la naturaleza dualista del ser humano, compuesto de cuerpo y alma y donde el alma constituía el verdadero ser y la verdadera naturaleza del hombre; en una palabra, el ser humano es solamente su alma. La leyenda de Orfeo nos cuenta que este venció a la muerte cuando logró entrar en el Hades en busca de su amada y regresar a la vida sin ella; desde entonces, Orfeo vivió entregado al divino arte de la música y el canto (era un aedo o poeta que recitaba versos acompañado del sonido de una lira) que le llevaría a la purificación del alma y sus regreso, tras la muerte, al mundo de la divinidad de donde procedía el alma humana.

Pitágoras y los pitagóricos tomaron este mito órfico pero lo transformaron: para ellos la forma adecuada de alcanzar la purificación del alma era el sacrificio de una vida dedicada a la búsqueda del conocimiento especialmente matemático y la especulación filosófica sobre la naturaleza del número; pero la razón profunda de esta disciplina no era otra que servir a la purificación del alma para alcanzar la inmortalidad y evitar de nuevo la caída el la metempsicosis o reencarnaciones que provocaban la vuelta del alma a la tierra y su reencarnación en seres inferiores hasta que otra vez , en otra vida, tuviésemos la oportunidad de hacer una vida recta. Para los pitagóricos era una necedad correr ese riesgo y la vida presente una oportunidad para regresar a nuestro verdadero mundo, cielo o divinidad. Platón tomará estas ideas para reelaborarlas, tomando las disciplinas pitagóricas pero desarrollando una metafísica de las formas e Ideas, un mundo absoluto y real que una vez alcanzado mediante la Dialéctica nos permitirá llevar una vida recta y alcanzar la inmortalidad. Las palabras de Sócrates que aparecen en el diálogo titulado Apología de Sócrates y más tarde en el Fedón, que relatan las últimas horas y el momento en que su maestro toma la cicuta, la serenidad con que afronta la muerte y la seguridad de que tras ella, volvería con las almas más ilustres de los griegos, convencen a Platón de la inmortalidad del alma.

La vía para penetrar en el conocimiento de las Ideas fue perfilada por Parménides al poner en claro que solo existía una camino hacia el saber del ser y que estos se identificaban plenamente: “Lo mismo es el ser que el pensar”. Esto quería decir que el camino de la Verdad es el camino del logos, de la razón pura; pero Platón había encontrado verdaderos problemas en esta teoría cuando nos encontramos ante la evidencia de la pluralidad del mundo de la Naturaleza: ¿Qué hacer entonce? Frente a la interpretación unívoca del Ser (el Ser es único), él desarrolla desde la Idea del Bien, una ontología donde el Bien es la causa del resto de las Ideas y formas que produce y que son los verdaderos entes ideales, objetivos, reales, verdaderos modelos o arquetipos de los seres naturales.

Platón, no obstante tropezó con la afirmación de Heráclito a cerca de la realidad del cambio, de la existencia de la materia que no es otra cosa que una materialización del fuego eterno que se va transformando a lo largo de un largo ciclo en otras cosas y que al cabo de los tiempos regresa a ser de nuevo fuego puro y metafísico, logos, Dios mismo. Platón reconoce que no se puede negar la existencia de una realidad exterior al alma, pero le horroriza sin duda la explicación de eterno retorno sin sentido de las cosas que no sirve para dar un sentido a la propia vida humana y que se queda en un panteísmo donde todo es dios y dios es todas las cosas. Una especie de concepción mística donde lo humano y lo material se amalgaman con la divinidad sin un sentido muy preciso para dar una explicación de lo humano.

Por esta razón Platón acometerá la gran tarea de buscar en lo transcendente lo humano y con gran éxito porque el mundo de la Ideas muestra una realidad esperanzadora que abre camino hacia la inmortalidad del alma tras la muerte y es una guía para orientar nuestro destino en la tierra siguiendo el modelo transcendente de las Ideas, pues es aquí donde, mediante el alma, encontramos realidades absolutas, eternas, inamovibles que nos permitirán juzgar siempre de la misma manera; pero en el mundo material donde todo cambia y nada permanece, no podemos encontrar pautas para nosotros mismos ni para la sociedad.

Quien inició esta investigación de manera decisiva fue el maestro y amigo de Platón, Sócrates, quien abandonando las preocupaciones cosmológicas de su juventud dirige ahora su investigación hacia los conceptos morales; en medio de los amigos y curiosos que le rodeaban en el ágora de Atenas, el astuto Sócrates va tejiendo su estrategia dialéctica que está basada en la presunción del famoso principio: “Solo sé que no sé nada”, aserto que hacía caer en la trampa dialéctica a los que presumían tener conocimiento sobre los conceptos más importantes de la Ética; la mayéutica, además implicaba una diestra utilización de la ironía socrática que actuaba como un pincho en el costado y que Sócrates hacía aparecer cuando el presunto sabio era cogido en una rectificación de su propuesta original para evitar la contradicción a la que le llevaba el interrogatorio socrático. Los diálogos de juventud de Platón como Protágoras o Menón, reflejan muy bien a este incisivo maestro de la Ética provocando el malhumor entre sus contertulios que debían de enfrentarse a sus incoherencias pero que si persistían en el objeto de la investigación, terminaban adquiriendo una visión nueva que les hacía mejores. En los diálogos posteriores de madurez y de vejez, Platón va a elevar a la categoría de entes reales y transcendentes lo que para Sócrates parece que eran conceptos universales; esto es, su ética se vuelve más transcendente y más religiosa en la medida que las Ideas de Belleza, Bien, Justicio, Valor y Templanza son metas para el conocimiento y para adecuar nuestras vidas a estas entidades. Además, como queda dicho, Platón basó su teoría ética en una determinada interpretación antropológica y psicológica fruto de sus investigaciones sobre el alma humana.

LA INFLUENCIA DE PLATÓN EN EL PENSAMIENTO POSTERIOR

Ha sido decisiva para la formación del pensamiento occidental y dominó a éste en el continente europeo hasta bien llegado el siglo XVIII bajo formas y temas distintos.

Quizá fue su discípulo Aristóteles quien más pronto disintió de la teoría de las Ideas; aunque en cierto modo terminó asimilando esta teoría bajo la forma inmanente de las formas. Lo que hace Aristóteles es afirmar que lo entes materiales de nuestro mundo sensible están hechos de materia y forma, donde la forma no es sino la idea platónica puesta en cada uno de los seres o cosas. Se trata de la famosa teoría hileomórfica.

Pero la Academia creada por Platón iba a permanecer viva hasta su destrucción por el emperador del imperio romano de oriente, el bizantino Teodosio quien, aferrado a los dogmas cristianos encontró en la Academia un peligro para el Estado como fuente de herejías. Este hecho fue monstruoso y decisivo para la historia de occidente porque destruyó un legado muy difícil de valorar, tan grave como lo fueron las sucesivas destrucciones de la Biblioteca de Alejandría. A lo largo del imperio Romano, pensadores de la importancia de Plotino, prepararon la asimilación del platonismo por el cristianismo realizada por los Padres de la Iglesia y de manera singular por san Agustín de Hipona, cuya influencia se proyectó con eficacia y potencia a los largo de la Alta y Baja Edad Media. El agustinismo constituyó un poderoso movimiento intelectual que no conoció rival hasta el siglo XIII cuando aparece la portentosa figura de Santo Tomas, quien asimila importantes elementos platónicos pero introduce importante innovaciones. La filosofía árabe y judía, que tuvo una edad de oro durante los siglos IX a XII d. C. e influyó notablemente en la filosofía occidental y en santo Tomás, se nutren también de Platón a través de Maimónides, Avicena y Averroes. En fin, el Renacimiento europeo, en su versión científica, basó su éxito en el descubrimiento de los grandes científicos de la antigüedad, pero esencialmente por su reinterpretación de Platón, especialmente del diálogo del “Timeo” donde nuestro filósofo explica la Naturaleza como una mezcla de materia caótica y las ideas creadas por el gran Demiurgo. La búsqueda de estas “formas” fue el propósito de Copérnico, Galileo, Kepler y Newton entre otros. El éxito de la Revolución Científica se explica fundamentalmente por el redescubrimiento de los pitagóricos y de Platón que influyó claramente sobre Descartes en el siglo XVII donde se vuelve a una antropología dualista y al imperio de la razón que habría llevar al pensamiento hasta un periodo de esplendor intelectual similar al griego y que tuvo lugar a lo largo del siglo XVIII: la Ilustración. La tremenda incidencia de este pensador en la historia del pensamiento llevó a afirmar a un gran filósofo que: La Historia de la Filosofía se resume en la obra de Platón; el resto son anotaciones a pié de página”. Una notable exageración pero también una enigmática propuesta.

Por Marino Torre

lunes, 24 de octubre de 2011

MÉTODO DE ESTUDIO Y COMUNICACIÓN EN EL AULA

Nuestra idea, la idea del departamento de filosofía del IES "José María Pereda", es lograr que vosotros, nuestros alumnos, poseais unos procedimientos o métodos de estudio lo más adecuados posible al nivel educativo, a la materia; pero también a las personas que forman el grupo. Hemos partido de la idea de que el grupo incluye al profesor, quien, no debe perder de vista que lo esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje es alcanzar el éxito en la comunicación para asegurar el comercio de ideas; pero para que esto ocurra, es necesario que este proceso sea bidirecional; esto es, ha de ser una comunicación en ambos sentidos donde la tarea común de comunicar debe ser abordada con sinceridad, honestidad y estusiamo por parte de todos nosotros. Nadie puede descolgarse: o avanzamos todos o fracasamos. Este es clramente un proyecto de grupo y todo el mundo tiene el poder, la capacidad y el deber de participar. No lo dudéis. Aunque debo confesar que yo, sinceramente, dudaba de que esto fuese posible; pero después de este primer mes de curso, estoy convencido de que este proyecto va a seguir adelante con éxito. Por eso he creido interesante dirigirme a vosotros por medio de nuevo blog que hemos bautizado con el término "filosofíaviva.ies", donde publicaremos nuestras experiencias y nuestros trabajos a lo largo del curso 2011-12




1. Tenemos que empezar por ser conscientes de las capacidades intelectuales, psíquicas y emocionales que entran en el aprendizaje: la inteligencia, la razón, la imaginación y la memoria son las más importantes, pero éstas no pueden trabajar sin contar con los sentimientos y las emociones que juegan un papel muy importante que pueden utilizarse como aliados para que no se conviertan en enemigos del aprendizaje y del estudio.

2. Cuanto mejor sepamos como funcionan cada una de estas partes de la psique humana mejor podremos utilizarlas. Es como tener un ordenador para trabajar: si conocemos el software (los programas), el hardware (las distintas piezas de la máquina como tal) y los mandos (las funciones y posibilidades del teclado), tendremos la posibilidad de realizar muchas más cosas con la máquina que si lo conocemos mal o no lo conocemos. Bien, pues con las funciones de nuestra mente pasa igual. Nosotros tenemos que conocernos a nosotros mismos para conocer nuestras posibilidades para aprender y desarrollarlas al máximo.

3. Una pieza clave en el aprendizaje lo representa la voluntad y el libre albedrío. Tenemos que saber también que el ser humano es básicamente un ser libre, abierto al mundo, con capacidad de tomar decisiones sobre su destino porque , a diferencia de los animales que tienen toda su vida determinada por las necesidades más perentorias de la supervivencia y los instintos, los seres humanos podemos someter a nuestra naturaleza animal y elevarnos al terreno de la libertad donde, una vez satisfechas las necesidades naturales (comer , dormir, etc.) podemos hacer volar nuestras facultades superiores en la búsqueda del sentido de nuestra vida, del sentido del ser.

4. Tenemos que tener una idea clara de la finalidad y del sentido por el cual hacemos algo. Si nuestra acción carece de sentido, entonces hacemos las cosas porque nos las mandan y nos obligan, carecemos de autonomía, voluntad y libertad para decidir nuestra vida y actuamos como autómatas. Este aprendizaje no tiene sentido porque no hemos fijado de antemano el sentido y valor de lo que estamos haciendo.

5. Cuando no existen metas, fines, ideales, las tareas cotidianas del estudio se convierten con facilidad en un fastidio. El esfuerzo carece de sentido importante para el alumno. Por el contrario, para tener éxito en los estudios tenemos que fijar una meta, una finalidad, una idea o ideal de nosotros mismos para que éste actúe como un imán, como un atractor que ayuda y predispone, casi sin proponérselo, al estudio significativo, al estudio con sentido, a la autonomía personal; es decir, a estudiar sin que nadie se lo ordene, porque sabe que, entonces, el estudiante tiene una meta importante en su vida, quiere ser alguien importante, quiere tener éxito personal y social, quiere hacer grandes cosas, quiere triunfar ante si mismo y ante los demás, quiere ser una persona en todos los sentidos de la palabra. Esa meta, marca una dirección y un afán; se convierte en un estímulo, en una automotivación que con el menor esfuerzo, dirige la voluntad del ser humano toda una vida. Este es el gran valor de los ideales sean esto ser un arquitecto, un escritor, un futbolistas o un buen mecánico. Si no se cree en las propias capacidades entonces todo esfuerzo en el estudio es arduo e insatisfactorio la mayor parte de las veces.

6. La creación de imágenes positivas e ilusionantes sobre nuestro futuro, en cualquier ámbito de la realidad donde nosotros queramos interactuar desencadena una reacción emocional positiva que nos induce a acercarnos al estudio sin esfuerzo; logramos crear una alianza entre las emociones y sentimientos y las facultades superiores. Esta alianza es fundamental para que el estudio elimine los distractores internos y alcance una paz interior, una serenidad, una tranquilidad que nos permita concentrarnos en aquello que no permitirá alcanzar nuestras metas: el estudio.

7. Nosotros vivimos en un mundo que es nuestro mundo; este mundo está hecho en base a nuestras experiencias y éstas dejan en nosotros un sello, una impronta; una veces es positiva, otra indiferente y otras es negativa. Deberemos estar atentos a aquellas experiencias que se adhieren a nosotros de manera irreflexiva pero nos producen distracciones, pérdidas de tiempo, prejuicios, malos usos para la salud del cuerpo, etc. para eliminarlas, borrarlas de nuestro espíritu. Ésta es una decisión que debe uno tomar sobre la marcha. Cuanto más atento estemos a estos distractores externos que se cuelan en nuestra vida arruinando nuestros proyectos porque por juventud o impericia, por falta de atención, reflexión o debilidad, los hemos dejado entrar en nuestra vida, mejor; porque de otra forma, si logran infiltrarse en nuestro ánimo irreflexivamente, difícilmente podremos librarnos de ellos, porque no hemos sido conscientes de su entrada y nos habitan desde el inconsciente; serán como ese vecino molesto y ruidoso, entrometido y cansino que no deja vivir en paz.

8. La atención limpia y clara es una facultad básica que nos permite focalizar el asunto que tenemos que abordar, sea éste una explicación de un profesor, una actividad del libro, una lectura, una reflexión, una conversación, etc. Pero la atención consiste en mantener la conciencia sobre un aspecto de la realidad y es difícil mantenerla si no tiene sentido lo que estamos observando o escuchando o leyendo. De ahí, la importancia de las metas y fines para nuestra existencia, pues estas funcionan autónomamente, como sin darnos cuenta. Pero no es suficiente, simplemente ayudan. Ahora es necesario que ese plus, esa ayuda, sea aprovechada mediante la búsqueda del significado en las materias de estudio, en los textos. Una vez que encontramos ese significado, en el primer párrafo, tenemos que tener la voluntar de decidir seguir el sendero de la explicación o de la lectura; esto es, accedemos a un nivel superior de atención: la concentración que es ya una atención decidida por uno mismo. La concentración me llevará con seguridad a la comprensión de los distintos sentidos de la lección o conferencia y mi espíritu habrá alcanzado un nuevo conocimiento significativo un nuevo nivel de conocimiento porque he comprendido, me he afianzado en una nueva idea.


9. Pero la clave del aprendizaje está en la preparación para la explicación; es el estudio previo que es necesario que el alumno haga en casa antes de que el profesor exponga la cuestión. Las expectativas respecto a la explicación crecen y no se dilapidan porque el alumno adquiere una mayor receptividad para comprender el mensaje; la mente posee una referencia, un marco conceptual donde la explicación entra con facilidad, enriquece notablemente el tema y se consolida el aprendizaje con facilidad, debido fundamentalmente a que no son datos nuevos, extraños sino significativos. Para que esto sea posible y el aprendizaje resulte cómodo y satisfactorio con una economía de esfuerzo, debemos partir del hecho de que los profesores llevan un programa y un libro de texto, por lo general, que conocemos. Para hacer este estudio previo, resulta indispensable que el alumno haya estudiado el tema de una manera sistemática y sólida, siguiendo una metodología clara y explícita: esta metodología pasa por los siguientes pasos:

Lectura comprensiva de la lección o actividades en general que vayan a ser tratadas muy probablemente por el profesor.
La lectura comprensiva pasa por el análisis párrafo por párrafo de la lección hasta comprender la mayor parte del material de estudio.
Cuando nos encontremos términos desconocidos es imprescindible su consulta en los diccionarios o en Internet si no se tiene la ayuda de los padres o tutores, anotando este glosario en el cuaderno de la materia.
Procederemos después a fijar en el cuaderno de la materia un resumen o síntesis que elaboramos con nuestros propios recursos del lenguaje, de manera personalizada, de manera especial de aquellos términos que hayamos conocido y cuyo empleo sea adecuado o pertinente. Esta labor de expresar nuestro aprendizaje mediante el pensamiento propio es la clave del estudio y supone que hemos comprendido, asimilado y somos capaces de comunicarnos a un nivel superior que antes no poseíamos. Progresamos en el estudio, en el crecimiento interior y en nuestras habilidades para comunicar mensajes complejos y especializados.
Terminado un parágrafo intentaremos realizar una comprensión más profunda por medio de los mapas conceptuales o esquemas que servirán para enriquecer el tema mediante la relación lógica y con sentido; posteriormente servirá además para realizar un rápido repaso de la materia. Estamos investigando en nuestras capacidades intelectuales: en la memoria, la imaginación, la inteligencia, la razón dialéctica.
Para ilustrar este tema o parágrafo, el alumno intentará crear una imagen a partir de los elementos o ideas fundamentales del texto. Se trata de demostrarse a si mismo, que es capaz de expresarse a nivel artístico, creativo y sintético. Por ello, la actividad consiste en intentar dibujar el tema o bien buscará esta imagen en Internet para facilitarle el trabajo. La imagen pretende ser tanto un recurso memorístico como un ejercicio en la comprensión de las imágenes, el arte, los iconos y el mundo de la publicidad, del cine y de la imagen en general.
El alumno, anotará una serie de preguntas, dudas o consideraciones propias para realizar en clase; el profesor toma un papel distinto al tradicional: dinamiza, ayuda, responde a las dificultades, orienta el aprendizaje y vive el proceso de enseñanza-aprendizaje como un dialogo vivo, directo, espontáneo y útil para los intereses intelectuales de los alumnos

10. Para que este aprendizaje sea consolidado en la memoria es recomendable utilizar la técnica del guión de clase. El alumno va tomando nota de los conceptos que intuye como más relevantes, resumiendo su contenido; no se trata de tomar un apunte taquigráfico de todo lo que se nos dice, sino una relación de conceptos con una somera nota sobre su significado. Al terminar la clase, el alumno repasará estas notas haciendo el esfuerzo por reconstruir en su memoria toda la explicación; se trata de refrescar la explicación antes de que lo expuesto caiga por la catarata de la ley del olvido. Después, ya en casa, el alumno debe volver a tratar de reconstruir lo que el profesor dijo. De esta forma el alumno ya ha dado dos repasos al material de estudio, facilitando muchísimo el aprendizaje de cualquier materia. Un tercer repaso a los dos o tres días, permitirá consolidar en la memoria a largo plazo la mayor parte de los contenidos significativos con una gran economía de esfuerzo.

De esta manera potenciará la atención y concentración en clase y su comprensión de las explicaciones del profesor serán más potentes y su rendimiento académico en la mayor parte de las materias será muy notable. Este aprendizaje continuo dará excelentes resultados en las evaluaciones continuas y cuando se llegue a los exámenes objetivos y a las grandes pruebas, el alumno estará preparado para afrontarlas solamente con un buen repaso, no un atracón de última hora.

Si partimos de que solamente el esfuerzo continuo convertido en hábito o disciplina garantiza un aprendizaje sólido y significativo, este hábito es preciso reforzarlo mediante el sistema de evaluación continua, por lo que el profesor deberá evaluar todos los días y poner nota del trabajo individual. Si el alumno trabaja pero el profesor no valora su esfuerzo, inmediatamente dejará de hacerlo y no conseguiremos nada porque estamos cortocircuitando el sistema de aprendizaje. La evaluación continua del cuaderno del alumno es un reconocimiento diario, y desde el primer momento, al valor del trabajo del alumno, al reconocimiento de su esfuerzo y de su persona; no es uno más, sino él mismo con sus credenciales. Estimo que dentro del estilo de evaluación, el profesor debe introducir el matiz, el reconocimiento personalizado del trabajo.

Pero esta evaluación continua se profundiza en el debate filosófico: las preguntas que el alumno elabora tras haber realizado el estudio previo, son ahora puestas en juego; el alumno participa en la clase formulando preguntas con sentido filosófico y el resto de los alumnos escuchan e intentan responder, dentro del ambiente de respeto y tolerancia, a la cuestión suscitada; el profesor debe observar y tomar nota de estas intervenciones para valorar este esfuerzo básico donde el alumno pone en juego un estilo de aprendizaje donde rompe con la coacción del grupo para mantenerse callado, participa, expone su sensibilidad filosófica, entrena sus armas dialécticas y reivindica su individualidad. El profesor debe conducir este proceso, evitando la pasividad de los más tímidos, animándoles a que ellos también hagan preguntas.